La película Bullet Train, estrenada en 2022, cuenta en su reparto con Brad Pitt, Michael Shannon y Karen Fukuhara, entre otros. Dirigida por David Leitch y escrita por Zak Olkewicz, la película dura 126 minutos. 

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Crítica de la película Bullet Train
Imagen: Reproducción

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Tras una larga carrera como doble de acción, David Leitch pasó con gran éxito a dirigir películas de acción. Comenzó con John Wick, estrenada en 2014. En la actualidad, el director tiene créditos en cinco largometrajes, dos de los cuales son continuaciones de franquicias.

Ahora, en Bullet Train, como si el director no fuera ya un grande, se permite cumplir dos caprichos: trabajar con un reparto lleno de grandes estrellas, además de reproducir una narrativa llena de idiosincrasia. 

Película Tren bala

La trama que sigue la película es muy sencilla de entender, pero pasa por varios flashbacks, lo que es importante para situar a los personajes en su contexto. El mercenario interpretado por Brad Pitt, por ejemplo, es contratado para robar una maleta de un tren bala que viaja por Japón. 

Sin embargo, la pelota está en posesión de dos asesinos, interpretados por Aaron Taylor-Johnson y Brian Tyree Henry. Al final, pretenden devolvérsela a un importante jefe de la mafia japonesa, que es una figura misteriosa y violenta. Toda esta historia conecta a los protagonistas con los demás personajes secundarios. 

En seis películas protagonizadas por Brad Pitt, David Leitch fue su doble de acción. La película Bullet Train supone el reencuentro de ambos, pero ahora como cineastas. En la pantalla, la estrella nunca ha estado más a gusto interpretando a un personaje descuidado, con muchos detalles incorporados. 

El personaje encarna esta personalidad despreocupada en varios detalles, como el uso de zapatillas deportivas todoterreno y, sobre todo, la decisión de no manejar armas de fuego. Con su discurso zen, esta es la clave del éxito final de Bullet Train. 

En una película de acción, David Leitch sabe que hay que tener en cuenta la acción. Sin embargo, en comparación con otros títulos del mismo género, Bullet Train ahorra palizas al espectador y la fiscalidad de las escenas es palpable y convincente. 

Escenarios reales

Inmune a cualquier pandemia de fondos digitalizados, David Leitch escenifica todo en decorados reales, desde los vagones de los trenes hasta los momentos de acción de la película, se nota la necesidad de mostrar las texturas y capas para simular un mundo tangible. 

Aunque el director está lejos de ser un artista del CGI al nivel de Jaume Collet-Serra en El pasajero, entiende toda la iluminación y la escenografía de la película, y consigue que los impactos del tren bala parezcan reales. 

El papel protagonista de Brad Pitt

Después de mostrar todo su encanto y su poder de estrella en pequeños papeles, Brad Pitt vuelve en una adaptación americana de la novela de Kôtarô Isaka. Una vez más, su papel sigue la misma línea que las producciones antes mencionadas: interpreta a personalidades que no piden ningún tipo de compromiso. 

El director es muy flexible con el género, y Brad Pitt se siente muy cómodo en papeles de todo tipo. Es la tercera vez que el actor interpreta un personaje fresco y relajado, y parece sentirse a gusto luciendo sus mechones dorados sin ningún tipo de filtro. 

En Bullet Train, todo esto le va a Pitt como anillo al dedo, ya que interpreta a un personaje que quiere completar sus servicios de la mejor manera posible. Sin embargo, para completarlos, no piensa utilizar armas de fuego ni violencia. 

Aunque parezca una gran contradicción para un asesino, su nombre en clave es Mariquita, un insecto que simboliza la suerte, la armonía y la felicidad. Todo ello constituye un excelente dilema en pantalla, sobre todo teniendo en cuenta la misión que le espera. 

En resumen, la película es un juego del gato y el ratón, en el que hay que recomponer un rompecabezas que no tiene mucha lógica. La película pide al espectador que navegue por cada vagón, tome asiento y se deje embarcar en esta gran locura. 

El gran problema es que cuando este juego aburre, se basa en los mismos mecanismos del género. Es más, hace un uso metódico de lo que su creatividad y premisa le permiten. Toda la estructura y el ritmo aportan más dinámica entre los personajes, lo que sin duda merece la pena. 

Véase también: Crítica de la película Raymond & Ray