La película Amsterdam, estrenada en 2022, sigue una línea de imprevisibilidad y caos. Con una cámara nerviosa, un texto trepidante y una dirección de reparto que saca a relucir las neurosis, todo contribuye a una narración que salta a la acción sea como sea. 

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Crítica de la película Amsterdam
Imagen: Reproducción

Película Amsterdam

El director David O. Russell sigue una línea de imprevisibilidad y caos en la producción de Amsterdam. La validación del productor como autor comenzó con el estreno de "El ganador", película de 2010 nominada a siete Oscar. 

El último estreno, Amsterdam, trata de imprimir una marcha más rápida al transcurso de la película, lo que demuestra un sentido de urgencia por parte del director. La película sigue a los personajes de Christian Bale y John David Washington. 

Los soldados son salvados por el personaje de Margot Robbie y, una década después, se ven envueltos en la muerte de un senador en 1930. Hay cierta urgencia en la presentación de los personajes al principio, especialmente el médico de Bale. Esto hace que el espectador crea en los giros y en la caracterización de la época. 

Por último, a medida que la película avanza, se inspira mucho en hechos históricos, dejando muy claro su propósito antifascista. En este sentido, la película Amsterdam se conforma con las virtudes de su propio discurso. 

Estrenada en 2022 en los Estados Unidos de América, la clasificación general de la película es de 16 años. Amsterdam tiene una duración de 126 minutos. Dirigida y guionizada por David O. Russell, la película recibió una calificación regular de los principales críticos de cine. 

Inspirado en hechos reales

La trama sigue al trío Christian Bale, John David Washington y Margot Robbie, inspirado en hechos reales, aunque extraños. Al principio, los dos son veteranos de la Primera Guerra Mundial que inician una amistad en el campo de batalla. 

Mientras los amigos están heridos, con metralla alojada en sus cuerpos, la pareja conoce a la enfermera interpretada por Margot. El trío vive entonces las secuelas de la guerra en la capital holandesa. Una década más tarde, el grupo se ve involucrado en la muerte de un senador estadounidense. 

Las circunstancias llevan a la desaparición del trío, como en el caso del doctor Burt (Bale) y el abogado Harold (Washington), que regresan a Estados Unidos y dejan atrás a Valerie (Margot). Después, los amigos se ven envueltos en un asesinato, en el que un padre y su hija son víctimas de una sociedad secreta. 

Cuando los amigos son acusados de cometer tal crimen, se reencuentran con su viejo amigo y todo cambia. Con un aire de "asesinato misterioso", los personajes se cruzan y ésta es la señal para tomar el camino principal. 

A pesar de que la película cuenta con muchas piezas de talento sobre el tablero, Amsterdam comete un error al intentar crear alguna conexión, ya sea entre los personajes o con los espectadores. El director tiene mucho talento para equilibrar distintos géneros, como hizo en "Cheating", "The Good Side of Life" y otras más. 

Sin embargo, por increíbles que sean las obras mencionadas, esta vez el director parece haber perdido el rumbo. La película acierta en algunos aspectos, como las narraciones que tienen lugar durante la producción, pero los fragmentos pierden brillo cuando se atan entre sí. 

Las escenas son demasiado rápidas para registrar algún tipo de empatía, además de agotar al espectador. Los diálogos son largos y poco inspirados, lo que hace que el público espere en vano cualquier tipo de dirección. 

Fluidez 

El montaje de la película no parece tener ningún tipo de fluidez, con la producción descomponiéndose poco a poco en payasadas impuestas por los personajes. En muchos momentos de la historia, simplemente no tiene mucho sentido y toda la abundancia entre los personajes es completamente desechable. 

El personaje interpretado por Chris Rock, por ejemplo, sólo sirve para aparecer y hacer algunos chistes sobre el racismo o la supremacía blanca. La falta de compromiso que Russell muestra durante la producción lleva al público al aburrimiento y al agotamiento. 

Los diálogos son largos, pesados y malos. Además, las escenas son inconexas y la narración parece no ir a ninguna parte. Tras una hora de producción, la película parece mostrar progresión, especialmente cuando el personaje de Robert De Niro aparece en la trama. 

Todo el acto gira en torno a una conspiración fascista, con un guión que se adentra en la capa más profunda de la sátira y la guerra.